Bertha Refugio Garcia

Bertha Refugio García, cariñosamente conocida como “Madre,” nació el 4 de julio de 1939 en Guatemala y dejó este mundo el 24 de octubre de 2024 en Bakersfield, California. Su vida fue un hermoso tapiz tejido de amor, resiliencia y las ricas tradiciones de su herencia.
Madre era una mujer independiente y trabajadora, con un espíritu tan vibrante como las comidas coloridas que preparaba en su cocina. La cocina era su pasión, un arte tradicional que heredó de su amada madre. Se convirtió en una hábil cocinera casera, dominando recetas transmitidas de generación en generación, que incluían exquisitos tamales guatemaltecos, pepián y pollo con crema. Aunque nunca compartió su codiciada receta de tamales, encontraba alegría en reunir a la familia durante las fiestas, infundiendo un sentido de unión mientras todos ayudaban a envolver sus famosas creaciones, haciendo de esta una parte de su apreciado legado.
Madre tenía una personalidad cálida y acogedora que no estaba definida por el idioma. A pesar de su limitado inglés, perseveró y prosperó, demostrando su fortaleza y determinación. Enriqueció las vidas de sus seres queridos no solo con su deliciosa comida, sino también con historias de su infancia y de la historia de su familia, tejiendo un sentido de pertenencia y conexión entre sus hijos. Sus relatos eran un tesoro, cada historia resonaba con la risa y el amor que llenaban su hogar.
Entre sus logros más orgullosos, valoraba la oportunidad de criar a sus hijos, Rudy, Óscar, Alma, Lorena y Erika, con devoción y perseverancia. A pesar de los desafíos, la dedicación inquebrantable de Madre le permitió nutrir a su familia y trazar un camino hacia una vida mejor. Sentía un orgullo inmenso al convertirse en ciudadana de los Estados Unidos, un testimonio de su arduo trabajo y tenacidad.
El legado de Madre está impregnado de recuerdos que su familia mantendrá en sus corazones. Los ecos de su risa, el aroma de su deliciosa comida y el calor de sus historias permanecerán por siempre. Le preceden en la muerte su padre, Celestino Ponchón, y su madre, Alicia Pérez.
El amor y el espíritu de Madre continuarán resonando en los corazones de todos los que la conocieron, una marca imborrable de una vida bien vivida, una madre que nutrió más que cuerpos—nurturó almas.

English Version

Bertha Refugio Garcia, affectionately known as "Madre," was born on July 4, 1939, in Guatemala, and left this world on October 24, 2024, in Bakersfield, California. Her life was a beautiful tapestry woven from love, resilience, and the rich traditions of her heritage.

Madre was an independent and hardworking woman, whose spirit was as vibrant as the colorful meals she prepared in her kitchen. Cooking was her passion, a traditional craft she inherited from her beloved mother. She became an adept home cook, mastering recipes passed down through generations, which included exquisite Guatemalan tamales, pepian, and pollo con crema. Although she never shared her coveted tamale recipe, she found joy in gathering family during the holidays, instilling a sense of togetherness as they helped wrap her famous creations—making them a part of her cherished legacy.

Madre had a warm, inviting personality that wasn't defined by language. Despite her limited English, she persevered and thrived, showcasing her strength and determination. She enriched the lives of her loved ones not only with delicious food but also with stories of her childhood and family history, weaving a sense of belonging and connection among her children. Her storytelling was a treasure, each tale echoing the laughter and love that filled her home.

Among her proudest accomplishments, she cherished the opportunity to raise her children, Rudy, Oscar, Alma, Lorena, and Erika, with devotion and perseverance. Despite the challenges, Madre's unwavering dedication allowed her to nurture her family and pave a path towards a better life. She found immense pride in becoming a United States citizen, a testament to her hard work and tenacity.

Madre’s legacy is imbued with memories that her family will hold dear. The echoes of her laughter, the smell of her delicious cooking, and the warmth of her stories will forever remain. She is preceded in death by her father, Celestino Ponchon, and her mother, Alicia Perez.

Madre's love and spirit will continue to resonate in the hearts of all who knew her, an indelible mark of a life well-lived, a mother who nourished more than just bodies—she nurtured souls.